1. La varianza implacable destruye tu volumen.
Dominas la estrategia y estudias cada situación, y sabes que lo estás haciendo bien, pero empiezas a fallar en algunas decisiones o a sacar peores resultados. Empiezas a sentir que no te apetece seguir, te cuesta sentarte delante del ordenador y cada vez te sientes más desmotivado. Al final de mes apenas llegas al 60-70% del trabajo que querías hacer.
2. Te cuesta horrores subir al siguiente nivel
Pese a estar sacando muy buenos resultados, no te animas a subir de nivel o a hacer movimientos más grandes. Quieres subir, pero no crees que puedas hacerlo. Empiezas a dudar de ti mismo cada vez que lo intentas y llevas aquí meses estancado.
3. Cada € que pierdes duele 10 veces más que el que ganas
Sabes que no tiene sentido racional, pero te duele mucho más cuando pierdes que cuando ganas, y en las rachas negativas te sientes frustrado y te llevas esa sensación fuera del trabajo. Eso te afecta también a la hora de tomar decisiones in-game, lo que evidentemente perjudica tu rendimiento.
4. Tu día es un caos sin estructura ni organización.
No tienes horarios ni organización y sientes que te pasas todo el día delante del ordenador, pero aun así el volumen no es muy bueno. Has intentado ponerte horarios y hacerte calendarios, pero nada funciona y sigues haciendo todo a trompicones, afectando no solo tu rendimiento en el trabajo, sino también tu vida personal, relacional y familiar.
5. Te sientes solo en tu proceso y objetivos
Compartir casa con otros puede estar bien, pero incluso ahí puedes sentirte solo en este camino. Fuera de las mesas, mucha gente no entiende la varianza, el dinero que se mueve o por qué haces lo que haces. Y al final, te ves solo frente a la pantalla, clickeando para ganar dinero en un “juego” que pocos realmente comprenden.